


Un objeto de deseo
El ámbar ya era apreciado en el antiguo Egipto, adorado por los romanos, mientras que en la Edad Media evocaba el deseo por igual con el oro y los diamantes.
Durante mucho tiempo ha sido el símbolo de la fuerza y el éxito. Su posesión sigue atestiguando un gusto refinado y un estilo exquisito. Es apreciado por su amplia paleta de colores.
Puede ser claro, de color amarillo miel, pero también hay tonalidades más oscuras: verde, rojo, marrón y tonos fuertes de té. Su singular belleza natural encanta a los entendidos.